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Claves para invertir en el 2021

¿En qué invierten las grandes empresas y altos patrimonios en nuestro país? Todo lo que hay que saber sobre las mejores inversiones para el año que comienza.

22 de febrero de 2021

El 2020 fue un año de grandes desafíos. Muchos modelos de negocios sufrieron o aceleraron procesos de transformación para atender nuevas demandas y adaptarse a las nuevas dinámicas sociales impuestas por la pandemia. A los impactos de este escenario en la economía se sumaron los retos financieros para atender pasivos, generar coberturas de capital o invertir en un contexto especialmente complejo para la toma de decisiones. Los niveles de liquidez local e internacional fueron extraordinarios, la tasa de interés real se mantuvo en términos negativos y nuestra moneda sufrió una devaluación del 79% frente al dólar (CCL). Además, en el contexto local, se suman las regulaciones sobre el mercado de cambio, que restringieron el acceso a otras monedas y al giro de divisas al exterior. La actividad económica no aportó en términos generales buenas noticias. El Estimador Mensual de la Actividad Económica a octubre pasado – el último publicado- registraba una caída interanual del 7,4%, mientras que, medido en dólares, el Índice Merval registró una caída del 30% y los préstamos al sector privado cayeron un 32%. Para encontrar un norte en este panorama desafiante es importante tener en cuenta la visión de quienes más saben. 

¿En qué invierten hoy las empresas y grandes fortunas?

Un sector que muestra una vez más su fortaleza es el mercado de oficinas. Bancos, empresas multinacionales y compañías de seguros son inversores recurrentes en el sector inmobiliario corporativo. Como prueba de esto, en los últimos diez años se cerraron operaciones por casi 1.500 millones de dólares, siendo los bancos e inversores privados quienes concretaron más del 50% de esos negocios. En el 2020 las ventas concretadas superaron los 200 millones de dólares -16.000 millones de pesos-, con un volumen de 66.300 metros cuadrados vendidos, muy cerca del máximo histórico anual registrado en el 2013, con 67.000 metros cuadrados. Se trata de un número especialmente relevante considerando el impacto de la pandemia en el uso de los espacios de trabajo. Los sectores más activos en esas adquisiciones fueron las empresas multinacionales, con el 40% del volumen registrado, seguidas por los bancos, que cerraron negocios por el 32% del volumen del mercado.

Superficie comercializada en compraventa edificios Clase A y B

El marco regulatorio, las oportunidades que se abren en estos contextos y la cobertura frente a los riesgos de inflación y devaluación, sin duda fueron criterios claves para impulsar estas operaciones. Sumado a eso, Ramón García Llorente, Senior Associate de Mercado de Capitales para JLL -empresa de servicios profesionales y de gestión de inversiones especializada en negocios inmobiliarios- destaca que estas inversiones refuerzan sus fundamentos en la escasez de activos clase A existente en nuestro mercado, que impulsa un sostenido nivel de precios. “Inclusive en momentos recesivos o con circunstancias que generan un colapso en la demanda, como lo fue la pandemia, se puede apreciar que los activos prime tienden a defender mejor los precios y la absorción”, afirma.

Precios por metro cuadrado

Por otro lado, de acuerdo a los especialistas, en los próximos meses asistiremos al lanzamiento de muchos proyectos de este tipo -algunos de considerable envergadura para la industria- que se ven impulsados por la reducción de los costos de construcción medidos en dólares. “Los nuevos proyectos están promovidos no sólo por el diferencial de costos en dólares que vemos en estos meses, sino también por los históricos déficits que tiene nuestro país en la oferta de calidad en viviendas, oficinas y logística” explica Guido Mosin, Gerente de Research de JLL.

¿Qué tener en cuenta a la hora de invertir?

Aprovechar las oportunidades que abren los ciclos recesivos es un denominador común de los inversores más sofisticados. Teniendo en cuenta el escenario de este año tan desafiante, Ramón García Llorente plantea: “Las decisiones de inversión en estos contextos demandan máxima precisión en la definición de los objetivos y criterios de inversión, como también un proceso ordenado para analizar y ponderar adecuadamente los riesgos y potenciales beneficios”. La claridad de los objetivos y estrategias es el primer paso para enfocar con precisión las inversiones. Conviene hacerse algunas preguntas básicas para tener claro el tipo de activo, los objetivos de rentabilidad, el horizonte de inversión, la carga impositiva, el grado de participación en el negocio, el acceso a créditos y los riesgos que se estaría dispuesto a asumir.
Quienes se aventuren a reestructurar activos, reconfigurar el modelo de negocio de sus operaciones o capitalicen posiciones líquidas pueden encontrarse con momentos propicios para concretar buenos negocios. En este sentido, para acompañar a los inversores en sus decisiones y ayudarlos a alcanzar sus objetivos, JLL inauguró el último año el equipo de Mercado de Capitales para Argentina. Gonzalo Meira, Brokerage Director de la firma, asegura que los inversores pueden encontrar en JLL una dedicación profesional y acceso a la información única con el análisis de un equipo de expertos, con más de veinte años de presencia en el país.
 

Este artículo fue publicado originalmente en La Nación